La vida interior

Es sorprendente a veces las cosas que a su vez despiertan en nosotros la necesidad de pensar en ellas, o en otras que guarden alguna relación. A mí me ocurre a menudo, soy un fanático del "porqué" de las cosas.
El otro día me encontré un capítulo de CSI (sí, lo admito, lo veo) en el que el criminal sometía a sus víctimas a un proceso por el cual las despojaba de cualquier voluntad, de motricidad, de necesidad fisiológica alguna para alcanzar lo que el paradójicamente denominaba "liberación". Una especie de coma inducido, en el que se tienen sensaciones pero no la capacidad para expresarlas, y tan sólo los ojos quedan libres de la parálisis total.
Me causó tanta sensación, que intenté averiguar primero como es el estado de coma, un sueño profundo originado por muy diversas causas que tiene como denominador común un trastorno de las funciones cerebrales, que varía según su grado (Escala de Glasgow) para diferenciar los distintos tipos de estado en el que se encuentra el individuo. Van desde poco más que falta de consciencia, hasta la ausencia total de respuesta a estímulos y de motilidad necesarios siquiera para respirar.
Es algo que sinceramente me fascina, matizado este término por supuesto por no ser una fascinación en absoluto positiva.
Relacionando conceptos, y vía enlaces relacionados, hallé también información sobre la "Enfermedad de Lou Gehrig", o  "Esclerosis Lateral Amiotrófica".
Este cada vez menos raro síndrome es una enfermedad degenerativa neuromuscular que paraliza las neuronas motoras progresivamente hasta alcanzar su muerte y que por tanto consigue de manera paulatina una parálisis completa del individuo, incluyendo funciones tan básicas como el respirar.
Resulta sin embargo, cuando menos grotesco, que la inteligencia y la sensibilidad, así como los músculos extrínsecos del ojo permanecen inalterados. Esto hace que uno sea testigo principal de su progresivo deterioro.
Si uno posee una mínima capacidad de empatizar, o de ponerse en situaciones que le son ajenas, seguramente podrá quedar tan perplejo como me he sentido yo al investigar sobre este tema.
Verse a uno mismo, postrado sin poder hacer más que contemplar el inevitable avance de las cadenas que te subyugarán para siempre a un estado vegetativo pero plenamente consciente, es sencillamente devastador.

Para quien no posea dicha capacidad, o para quien quiera ahondar más en ese oscuro campo y conocer de primera mano lo que es ser prisionero sin fianza de tu propio cuerpo... les dejo el siguiente artículo.


Info sobre Esclerosis Lateral Amiotrófica, y sobre la persona que tuvo el amargo honor de darle un "nombre": Lou Gehrig.

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