Google+

Si hay personas a las que admiro son las visionarias. Ese tipo de personas que tiene un sexto sentido para desentrañar lo que puede o no puede tener éxito o relevancia.

Hace ya tiempo, compartí con Mandelrot el nacimiento de Google+, la red social de Google. Yo le auguraba un buen futuro ya que al contrario que Facebook (cosa que le ha copiado) se podían elegir los contactos que verían según qué contenidos publicados mediante el uso de "círculos". Estos círculos, similares a lo que hoy son las listas de Facebook, permitían agregar a tus contactos para discriminarlos por cualquier criterio que eligieses. Al publicar algo elegías qué círculos de tus contactos iban a poder verlo, algo perfecto para no contaminar tus relaciones laborales con tu vida personal y viceversa. Esto entre otras funcionalidades que en diseño parecían convencerme bastante.

Enseguida Mandelrot torció el gesto.

Me dijo que al igual que en muchas otras cosas, Google tiene un problema de perspectiva. Y es que, para disfrutar de sus servicios, has de tener una cuenta de correo electrónico suya: una @gmail.

Esto, por insignificante que parezca, ha lastrado los intentos de Google por entrar en la pugna de las redes sociales, primero con Orkut y luego con G+. La gente hoy por hoy, los usuarios, ya tienen una dirección de correo electrónico (muchos tenemos decenas, de las que acabamos usando un par) con la que se mueven por Internet, es como su DNI.

Es por eso que, si no es de Google, la gente rehusa tener que darse de alta, sacarse un nuevo DNI dando otra vez sus datos y rellenando formularios de marcado fin propagandístico.

En Facebook o Twitter llegas, das tu correo electrónico, tu contraseña, y estás dentro... sin más.

Por eso hoy, que me he encontrado esta imagen, no he podido más que sonreír...

Nada resume mejor su popularidad.