Psicología pura y dura (II)

Volviendo sobre el tema del post anterior, hay varias maneras de enfocar la decisión y como argumentársela a tu compañero/contricante/enemigo/amigo en el juego "Golden Balls".
La más utilizada, es la de apelar al sentimiento de culpa, a la compasión del otro concursante para que este acceda a elegir Split, dejándonos en una situación claramente favorable. En resumen, vencer por elminación. Pero a la vez, esta tan socorrida opción, es la que más sospechas suscita en nuestro oponente, porque como bien dice Mandelrot, dejas al otro decidir por ti, lo que en ajedrez se llama "ceder la iniciativa".
Veamos entonces una situación no tan usual, en la que uno de los dos adquiere una situación de poder frente al otro. El poder, teniendo ambos la misma capacidad de decisión, proviene de la misma inciativa, valiéndonos del símil ajedrecístico es lo que se conoce como ofensiva blanca. El mover primero, decidir primero, te otorga una ventaja estratégica ya que te permite elegir la situación a la que vas a llevar la partida. Es por esto que en ajedrez las blancas siempre realizan movimientos de "apertura", mientras que las negras siempre realizan movimientos de "defensa".
A veces, como mencionábamos anteriormente, se puede ceder esa ventaja psicológica, pero normalmente no es así.
Trasladándolo al juego que nos ocupa... veamos cual es el desenlace:




Para aquellos que no dominen muy bien el inglés, el resumen de lo que dice el concursante de la derecha es este:

'Créeme, 100% seguro voy a elegir la bola de 'Steal'. Quiero que tú elijas la bola de 'Split' y te prometo que repartiré mi dinero contigo fuera del concurso. Si tú eliges la bola de 'Steal' ambos nos quedaremos sin nada, asi que elige 'Split' y me lo llevaré yo. Te doy mi palabra de que después del programa lo repartiremos'

Curiosamente su oponente trata de apelar a su compasión respondiéndole algo como (resumen):

¿Así que tengo tu palabra? Déjame que te diga una cosa sobre la palabra de un hombre. La palabra de un hombre es lo más valioso que tiene, sin palabra no es un hombre, no vale nada.


Sin duda el juego ofrece posibilidades muy interesantes y dignas de análisis, en las que es muy difícil hallar una unanimidad. Lo realmente sencillo sería llegar hasta ahí y que cada uno se reparta la mitad del premio. Es nuestra propia condición la que genera el dilema, y por tanto el concurso.

1 comentario:

  1. Qué juego psicológico tan curioso: es evidente que para el de la izquierda es más importante el dinero que saber que lo que pase depende solo de si mismo (yo en su caso habría preferido perder) y la estrategia de presión del de la derecha ha sido excelente... Porque también estaba claro que al otro se le podía presionar. ¡¡Qué interesante!!

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