dd/mm/aaaa

Es curioso como la rutina que uno adquiere por diversos motivos con el tiempo puede llegar a moldear el resto de sus circunstancias. Quizás el principal agente modificador de esas rutinas sea el trabajo, en torno al cual comienza a girar poco a poco nuestra vida queramos o no...
En la mayoría de casos se debe a que es nuestra principal necesidad, por lo que le otorgamos una prioridad máxima en cuanto a la distribución de nuestro tiempo. Sin embargo en otros casos, los que menos, hay quien puede elegir a lo que dedicarse y la manera en la que quiere hacerlo, pero sin duda eso lleva implícito también el ajuste de tiempo correspondiente.
Cuando uno trabaja en hostelería, tiene que asumir que sus tiempos son diferentes a los del resto. Esto es porque fundamentalmente la mayor parte del trabajo consiste en dar soporte al tiempo libre de los demás. Las semanas no empiezan ningún día concreto, ni terminan en uno predeterminado, todo gira en torno a tus días libres (en plural en el mejor de los casos). Esa paradoja de que para ti sea Lunes un Sábado por la tarde te da un punto de vista muy interesante sobre las cosas.
Cuando no estás sujeto al calendario, ni a las fiestas predefinidas, la sensación de libertad es mucho mayor. Puedes disfrutar de una noche de Domingo por no trabajar un Lunes, puedes divertirte a las tantas cualquier día, o ir a los sitios evitando las masificaciones que se producen cuando todo el mundo va a los sitios los mismos días.
Además, si eres medianamente observador enseguida puedes darte cuenta de que la gente en general se desenvuelve siguiendo un patrón casi calcado: Casi todos comienzan el lunes por la mañana de mal humor a trabajar, tardan media semana en recuperarse y socializar convenientemente para encontrar el punto álgido el Viernes antes de salir de trabajar, culminan la semana de trabajo de forma dicharachera y se disponen a pasar el fin de semana haciendo lo mismo que la mayoría... para volver el lunes con la misma cara de perro al trabajo (que el perro me perdone).
Lo bueno que tiene no estar sujeto a ese ritmo es que la mayoría de las veces puedes hacer lo que te dé la gana cuando quieres y no cuando se supone que debes hacerlo.
Al principio, mucha gente de mi alrededor me preguntaba cómo podía trabajar de esa manera, y lo cierto es que hasta que no lo vives no puedes apreciarlo de verdad. Quizás sea porque yo no necesito a la masa para sentirme realizado, no necesito que sea Sábado cuando salgo a tomar una copa, porque no lo hago porque lo hacen los demás. Hago lo que me apetece cuando me apetece.
Tener un biorritmo tan aleatorio hace que además practicamente no te des cuenta de cómo pasa el tiempo, porque no cuentas los días que faltan para Navidades, o para el próximo puente...
Es probable que llegue el día en que deba unirme de nuevo a la masa borreguil mayoría y levantarme los lunes con mala cara, sobretodo si he de compaginar mi vida con alguien o formar una familia.
Pero mientras tanto pienso seguir disfrutando de esta maravillosa sensación de libertad que es no saber qué día de la semana es... porque mañana libro.



 

3 comentarios:

  1. Qué curioso: justamente anoche estaba hablando con una amiga que hasta hace algunas semanas había estado trabajando como tú y que ahora ha empezado a tener horarios y días fijos (aunque sus días libres son entre semana), y me decía que lo que más apreciaba era poder tener un calendario fijo para no estar siempre improvisando en el último momento y poder hacer planes y calcular la distribución de su tiempo de manera más eficiente por la antelación... Qué curiosos los humanos, ¿eh?

    ResponderEliminar
  2. Lo que más me gusta de ti... es que siempre has tenido la increible capacidad de amar aquello que te ha tocado con la misma intensidad y el mismo entusiasmo que si fuese aquello que has elegido. Me fascina/s.

    ResponderEliminar
  3. Mandelrot: Sí, es algo sorprendente. Justamente esta tarde he tenido una reunión como has visto con uno de los candidatos a producir el nuevo DVD del Hotel y me resultó un tipo brillante, con una creatividad desbordante y muy consciente de todo lo que decía, sin embargo me interrumpió para decirme que le parecía increíble todo lo que estaba haciendo a la vez. Se sorprendía de algo que a mí me parecía absolutamente cotidiano, así como yo alucinaba con lo visionario de sus palabras. Son realmente curiosos los humanos. Aunque es cierto que en el caso de tu amiga es algo normal, como ya comenté a mí me llegará el día en el que tenga que habituarme a unos horarios más estándar para compaginar la vida familiar. (O eso o me caso con Nuria, jajajaja)

    D: Lo que más me gusta de ti, es que lo que más te gusta de mí, es lo que más me gusta a mí también... :-D

    ResponderEliminar