La ciudad de los paraguas

Delineada con escuadra y cartabón, utilizando una paleta compuesta únicamente de escala de grises, la ciudad de los paraguas se acomoda bajo un cielo que llora cada una de las heridas que las desdentadas montañas abren en él. Y llora desconsoladamente...
Desde la altura tan sólo se ven círculos recorriendo las calles siguiendo un inexistente orden en medio del caos organizado. Cada octógono de esos... esconde un mundo.
Un paraguas, delimita por defecto el espacio vital de cada individuo, lo protege, le da identidad, le otorga un lugar en el devenir de la calle...
El paraguas es el lugar donde habita cada uno, es su mundo, o su Universo si así lo prefieres. En todo momento puede decidir como llevarlo.
Puede llevarlo sólo, o compartir su pequeño espacio con alguien.
Si lo comparte puede elegir cubrir más a la otra persona, o resguardarse a sí mismo.
Puede llevarlo hacia atrás, ocupándose de dejar bien tapada la retaguardia, enfrentándose al resto de la lluvia con valentía, o puede llevarlo hacia adelante... salvaguardando su futuro más inmediato preocupado por todo cuanto está por venir. 
Puede asirlo con firmeza para que ningún imprevisto le deje al descubierto, o llevarlo con holgura para no cansarse pero exponiéndose a que de un momento a otro todo se tambalee.
Puede elegir evitar los paraguas de los demás al encontrarse con ellos, o embestirlos sin miramientos en una cosmopolita berrea de ciervos urbanos. 
Todo lo que habita fuera de esas ocho varillas es ajeno, ocho porciones de  impermeabilidad que te permiten una interacción con el resto de mundos que te vas encontrando por cada calle.
Paraguas hay de todo tipo, los hay oscuros, los hay claros, lisos, estampados, los hay llamativos, los hay discretos... hay paraguas que pueden hacer que te gires en la calle, y otros en los que no te fijarías jamás.
Lo único común que he podido encontrar en todos ellos... es que todos, absolutamente todos, son abiertos mirando al suelo y colocados después sobre sus respectivos mundos, como evitando el temor de que si lo colocamos antes, vaya a salirnos de una manera que no nos corresponda.
Hay quien lo lleva incluso... dando vueltas todo el rato.


Conozco pocas metáforas más exactas...
Bienvenidos a mi ciudad, que cada uno saque su paraguas. 

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